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DONDE HABLAMOS DE LA BOLSA
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Inflación, concepto y desafíos para 2021

¿Qué es la inflación?

La inflación, en economía, es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo, generalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de precios al consumidor).

Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen: la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento al ahorro y la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.

¿Qué desafíos tenemos en el 2021 en cuanto a la inflación se refiere? ¿Qué papel juegan los bancos centrales con las sucesivas emisiones de dinero?

Durante el año 2020, los bancos centrales bajaron los tipos de interés siendo estas bajadas generalizadas, aunque tuvieron un impacto limitado por el nivel tan reducido del que partían previo al estallido de la crisis del COVID. Se tomaron otras medidas más agresivas como la compra masiva de activos.

Los bancos centrales han demostrado en la crisis del COVID como en la crisis financiera de la década pasada que están dispuestos a utilizar toda la artillería disponible ya sea con medidas mas heterodoxas como puede ser la bajada de tipos de interés o medidas más agresivas como la compra masiva de activos. Por lo tanto, nada hace prever que los bancos centrales de las economías de Europa, USA y otros países desarrollados dejen de actuar, por lo tanto, si vuelve a ser necesario utilizaran cualquier medida a su alcance para sostener las economías de los distintos países.

El BCE en el caso de Europa ha comprado grandes cantidades de deuda pública europea para proporcionar abundante liquidez al sector financiero y ha contribuido en mantener la oferta y evitar el desplome de la demanda, pero, ni siquiera así se ha conseguido un repunte significativo de la inflación. El problema es que, hasta el momento, el organismo ha privilegiado la activación económica antes que una estrategia de control de los precios. Quizá cuando la crisis sanitaria vaya acercándose a su final cambien las prioridades de este y de otros bancos centrales para apostar por el fomento de políticas más inflacionistas, pero, hasta entonces, parece que la opinión mayoritaria es que los precios bajos seguirán acompañando a la economía mundial, al menos, durante un tiempo. Por lo tanto, podemos decir que no se espera a corto plazo tensiones inflacionistas.

The Conference Board en su ‘Economic Outlook 2021’, en el que se afirma que la magnitud de la caída en la actividad y en la demanda ha sido tan abrupta desde marzo que será prácticamente imposible contemplar un repunte de la inflación a corto y a medio plazo. Uno de los principales argumentos para justificar este planteamiento es que la evolución entre la oferta y la demanda de muchas industrias, al menos en Estados Unidos y Europa, seguirá suponiendo una presión deflacionista.

De hecho, tal y como se afirma en el estudio ‘Global Economic Outlook Datasheet’, de Fitch, es bastante probable que las familias mantengan durante bastante tiempo una estrategia de apuesta por el aumento de su tasa de ahorro, habida cuenta de que siguen existiendo muchas dudas sobre la evolución de la economía, y porque, en muchos hogares, los rigores de la crisis han afectado su poder adquisitivo y su nivel de ingresos hasta tal punto que se ha disparado su endeudamiento. Y eso que, según señala este mismo informe, la rapidez y la contundencia de muchas de las medidas fiscales (como las líneas de avales y los diferimientos de impuestos para las empresas) y favorecedoras del mantenimiento de empleos (como es el caso de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, los ERTE) han logrado contener de manera relevante la espiral deflacionista.

Podemos concluir que los BANCOS CENTRALES apostaran por utilizar todo tipo de medidas para evitar el colapso en el sistema financiero y seguirá eligiendo en la recuperación de la actividad económica, aunque sea a costa de bajada de precios. En este contexto podemos afirmar, sin demasiado miedo a equivocarnos que no hay previsiones de un repunte en la inflación en el año 2021.