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Qué considerar a la hora de diseñar una cartera de ETFs

 

Qué considerar a la hora de diseñar una cartera de ETFs

En el artículo de hoy vamos a comentar a grandes rasgos las principales cuestiones que se deben considerar a la hora de diseñar una cartera de ETFs.

 

Lo primero que hay que tener en cuenta es qué tipo de rentabilidad mínima esperamos y qué riesgo estamos dispuestos a asumir como inversores. Estas dos variables están muy vinculadas entre sí ya que como todo inversor sabe una mayor rentabilidad implica asumir más riesgos.

La primera variable, la relacionada a la rentabilidad, es muy fácil de medir y en general los inversores pueden observar el historial de rentabilidad de un determinado activo para tener una idea de cuál puede ser la ganancia esperada y cómo se ha comportado el activo en diferentes escenarios económicos.

La segunda variable el riesgo es más compleja de medir y en general se toma el desvío estándar de un activo para tener una idea de cuál es el riesgo que se asume en una determinada inversión.

El concepto de desvío estándar no es intuitivo y en general los inversores no lo tienen en cuenta y es allí donde muchas veces se subestima lo que puede suceder en una inversión. La desviación estándar es la variación esperada con respecto a la media aritmética. Es decir, a partir de una rentabilidad esperada, cuál es el desvío que puede existir en relación con ese retorno. Cuanto más amplio es ese desvío, la rentabilidad que efectivamente obtengamos puede ser bastante diferente al retorno esperado; y cuanto menos es ese desvío, más certidumbre tenemos en relación con la rentabilidad que esperamos. En otras palabras, es una medida que permite cuantificar la volatilidad de un activo.

Lo anterior es lo primero que un inversor tiene que determinar; es el punto de partida, y a partir de esos parámetros se puede comenzar a diseñar el portfolio. Luego hay cuestiones que también determinan la inversión, como por ejemplo qué capital tenemos si vamos a necesitar el capital o una parte de este en algún momento determinado etc. Estas variables en general son restricciones a la inversión y ellas influyen en el objetivo de esta.

Para dar un ejemplo, si el inversor sabe que necesitará el capital en 2 años para comprar una casa, esto limita las inversiones que puede realizar ya que si efectúa inversiones en acciones los valores de estas pueden diferir bastante y eventualmente obligarlo a vender al cabo de 2 años con una pérdida que no le permite cubrir la compra de su vivienda. Esta restricción por lo tanto debe llevar al inversor a buscar inversiones más estables, aunque eso implique una menor rentabilidad esperada.

Una vez que el inversor tiene claras todas estas cuestiones, puede basarse en las mismas para planificar en qué va a distribuir sus inversiones si su perfil se ajusta a un portfolio defensivo moderado o agresivo.

El perfil determina la clase de activos (ETF de acciones y/o de bonos y/o de commodities etc) en los que invertirá y cómo debe ponderar su portfolio entre los mismos.

El objetivo de adquirir una cartera de ETFs es lograr una gran diversificación en las inversiones de tal manera que la interacción en los ETFs seleccionados permitan una rentabilidad determinada, que es un promedio del retorno de los mismos, pero el desvío estándar es menor que el promedio del desvío estándar de todos los activos. Este último es justamente uno de los grandes beneficios de la diversificación.

Posteriormente se llega al proceso de selección de los ETFs que repliquen lo que el inversor necesita. Seleccionar los adecuados suele tener ciertas complicaciones. Debido a que esta herramienta financiera ha crecido mucho, la oferta es muy amplia y existen múltiples ETFs que permiten invertir en un determinado sector.

En Internet existen varias páginas gratuitas que facilitan la búsqueda de estos y que además brindan sus principales características. Es recomendable utilizar estos buscadores no solo para encontrar los ETFs que están dentro del espectro que buscamos, sino también porque esas características que las páginas nos brindan nos permiten comparar entre los distintos ETFs y así podremos seleccionar el que mejor se ajusta a nuestras necesidades.

Las principales características son:

  • Objetivo o propósito del ETF (si el mismo replica un sector un índice etc) – Se deberá buscar que el objetivo del ETF en gran medida cumpla lo que el inversor necesita.
  • Las principales 10 posiciones del fondo – Es una manera de verificar que las principales posiciones que tiene el ETF son consistentes con el objetivo del instrumento y con lo que el inversor busca.
  • Capitalización de mercado – Se deberá buscar que dicho ETF tenga una capitalización de mercado importante ya que ello es un indicio de la liquidez que tiene.
  • Quién es el responsable del ETF (sponsor) – Saber el sponsor es importante ya que sabemos qué institución financiera diseñó y da soporte al instrumento.
  • Costes de gestión – Son clave porque nos proporcionan la información de qué gastos tenemos o pagamos a esa institución financiera por mantener una posición en ese ETF. Estos costes de gestión parecen un gasto oculto ya que el inversor no ve ningún débito en su cuenta de inversión, sino que simplemente está implícito dentro del precio del ETF, pero al estar informado al respecto, el inversor puede seleccionar los que tengan menores gastos de gestión.
  • Qué rendimientos ha mostrado en el pasado – Obviamente el rendimiento histórico permite entender qué se puede esperar del ETF, cómo se ha comportado ante diferentes situaciones de mercado y cómo responde ante situación adversas; esto último está asociado al desvío estándar/volatilidad.
  • Qué dividendos paga a los inversores.

Al comparar esas características entre los ETFs que son candidatos seguramente el inversor podrá tomar una decisión de cuál o cuáles son los adecuados para su portfolio.

 

Por supuesto que no es una tarea sencilla: conlleva cierto ejercicio de búsqueda análisis e interpretación de datos, pero permite diseñar una cartera de largo plazo que no requerirá de ajustes permanentes en las posiciones. Claro que el inversor puede ir ajustando el mismo en base al comportamiento si es que no está cómodo con el funcionamiento del mismo o si existen cambios en su perfil que requieran cambios en el portfolio para adecuarlo a sus nuevas necesidades.